Después de varios meses de marear la perdiz, HP ha decidido dar un paso atrás en su intención de desprenderse de la división de ordenadores. Tampoco habrá escisión de esta parte de la empresa para formar una empresa independiente, otra de las opciones que se barajaban seriamente. Incluso se ha anunciado que se volverán a fabricar tabletas (con el sistema operativo Windows 8, eso sí­). La única decisión que parece que se mantendrá es la abandonar el sistema WebOS, que hace unos meses se iba a convertir en una piedra angular de todos los dispositivos HP.

Parece mentira que HP haya vuelto a atrás con la única promesa de adaptarse a la cambiante realidad del mercado de ordenadores. El primer fabricante de ordenadores del mundo ha perdido gran parte de su credibilidad al seguir una estrategia oscura y poco clara con una división tan importante como la de PC. Es probable que esta marcha atrás tenga mucho que ver con la imposibilidad de encontrar un comprador viable, pero lo cierto es que la imagen de caos que se ha adueñado de la marca es evidente.

No se entiende por qué el anterior CEO de HP, Leo Apotheker, se atrevió a anunciar su intención de desprenderse de la división de ordenadores sin haber tenido conversaciones antes para encontrar un comprador, o sin una estrategia clara ratificada por el Consejo de la empresa. La llegada de Meg Whitman al puesto de CEO, poco tiempo después, parece ser una señal de que existí­a una desconexión evidente entre el anterior director ejecutivo y los otros responsables de la empresa. Whitman ha afirmado que el negocio de ordenadores está muy vinculado a la estructura de la empresa y que no serí­a correcto desprenderse de ella.

Así­ las cosas, ya no nos sorprenderí­a que dentro de unas semanas se anunciara la vuelta al desarrollo de WebOS (todo parece plausible bajo el techo de HP), ya que HP volverá a fabricar tabletas bajo el paraguas del sistema Windows 8. Dicen que rectificar es de sabios, aunque está por ver que Whitman sea capaz de llevar a cabo una estrategia firme que devuelva la credibilidad perdida a la empresa.