A partir de abril se producirá un cambio en la cúpula directiva de Google. Eric Schmidt, hasta ahora CEO de Google, dejará su cargo para que lo ocupe uno de los cofundadores, Larry Page, y se ocupará de las relaciones con los clientes y de aconsejar al dúo de creadores de la exitosa empresa. Este cambio se produce, según los implicados, para otorgar a Google mayor simplicidad y rapidez en la toma de decisiones y competir así con rivales como Apple. Pero, detrás de este giro también podría estar un intento de lavar la cara de la compañía.
Y es que Google, a pesar de sus magníficos resultados económicos, ha estado envuelta en los últimos tiempos en varios asuntos que han empeorado su imagen de cara al público, sobre todo el relacionado con Google Street View. Larry Page tiene una mayor ascendencia entre la gente, un ejemplo de uno de esos “chicos del garaje” que crean una gran idea innovadora y la llevan a cabo.
Mientras, el otro de los fundadores, Sergey Brin, se ocupará de la parte dedicada a la investigación de nuevos productos. Todavía faltan unos meses para este cambio, pero este anuncio por sorpresa ha creado mucha expectación, tanta que ha eclipsado la presentación de los resultados financieros de de la empresa.
Google ha logrado en el total del año unos ingresos de 21.500 millones de euros y unos beneficios de 6.200 millones de euros, un 17% más que en 2009. En lo que corresponde al último trimestre de 2010, sus ingresos fueron de casi 6.200 millones (un sólido 26% más que en el mismo periodo de 2009) y sus beneficios ascendieron a 1.860 millones de euros, una cifra superior a la que habían previsto los analistas.