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Parece que este será, por fin, el año de las tarjetas SSD. Según las previsiones de una consultora las ventas de unidades SSD crecerán cerca del doble, para volver a números más suaves de crecimiento hasta el 2014. Las razones que motivarán semejante crecimiento están, por un lado, en el descenso del precio de los chips, y por otro, en el aumento considerable de la demanda, tanto en tablets como en portátiles de alto rendimiento.

Portátiles como el Samsung Series 9 o el MacBook Air permiten abrir el camino para establecer este tipo de memoria en los portátiles potentes, ya que permiten diseños mucho más ligeros y finos. Además, las tarjetas SSD no cuentan con partes móviles magnéticas como los discos duros, hecho que aumenta la fiabilidad de las SSD y la velocidad de acceso a los datos. También en el ámbito de la empresa se está adoptando cada vez más este formato para guardar datos de aplicaciones crí­ticas de negocio.

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Según la analista iSuppli, este año se producirá un volumen de negocio de tarjetas SSD de 3.100 millones de euros, un 91% más que en 2009. Ya el año pasado se produjo un salto considerable, sobre todo en razón de la explosión del mercado de las tabletas (que este año continuará según todas las previsiones). A pesar de que las previsiones a largo plazo en el mercado tecnológico suelen ser más que arriesgadas, iSuppli se atreve a prever que en 2014 las ventas llegarán hasta los 5.000 millones.

Parece que es cuestión de tiempo que los dispositivos de almacenamiento solido (SSD) tomen el lugar de los discos duros. Pero hasta el momento estos se están defendiendo con uñas y dientes, aumentado el espacio posible de manera notable y bajando los precios constantemente. Una situación que también está llevando a que el panorama de los discos duros se reduzca a un pequeño número de empresas poderosas.