Tim Cook, CEO de Apple

Apple ha cambiado. Una sentencia lógica teniendo en cuenta la muerte de su fundador, pero que esconde numerosos detalles que están empujando a la compañí­a a perder parte del peso y la imagen que tení­a en el mercado tecnológico. La pérdida de Steve Jobs ha supuesto un verdadero punto y aparte para la empresa de la manzana. El aura especial que rodeaba a esta compañí­a parece resquebrajarse con el paso de las semanas. Comenzando por su dirección. El actual CEO de la compañí­a recibe un salario acorde con la dirección de una compañí­a de este calibre, lejos del mediático salario de un dólar de Steve Jobs.

Tim Cook cobrará durante 2012 en concepto de salario 1,4 millones de dólares (algo más de un millón de euros), a lo que hay que sumar diversos bonus que lo colocan con una cifra total de 4,2 millones de dólares (unos 3,1 millones de euros). Curiosamente, esta cantidad está muy por debajo de lo que obtuvo en el año anterior, ya que al llegar al puesto de CEO la compañí­a le otorgó un millón de acciones en concepto de bonus por un valor cercano a los 378 millones de dólares o 285 millones de euros (teniendo en cuenta el valor de las acciones en aquel momento).

Steve Jobs

Claro que este bonus tiene trampa, ya que se trata de una compensación que Tim Cook no podrá hacer efectiva por completo hasta el año 2021. Hasta 2016 no podrá poner en circulación la mitad de esos valores, teniendo que esperar hasta dicho 2021 para poner en circulación las otras 500.000 acciones. Pero en el salario de Tim Cook anual se esconde un cambio en el modo de encarar su liderazgo de la compañí­a. Steve Jobs tení­a un salario simbólico de un solo dólar, un movimiento que pretendí­a mostrar al mundo que Apple era una empresa diferente en todos sus estamentos.

Por supuesto, eso no significaba que Jobs no recibiera nada de la compañí­a, ya que amasaba una gran fortuna a través de las acciones que poseí­a y de los bonus que recibió durante su dirección de la empresa. Pero lo cierto es que con Cook la impresión es que la compañí­a ha bajado de los cielos y se ha vuelto terrenal. Un indicio de este cambio sustancial es su funcionamiento en Bolsa. Tras una primera mitad de 2012 en el que las acciones continuaban con una inercia triunfal que las llegó a situar por encima de los 700 dólares en septiembre, los valores han caí­do en picado en el último tercio de 2012 hasta el punto que ya rozan la barrera de los 500 dólares (en este momento de la tarde las acciones de la compañí­a se sitúan en los 507 dólares).

¿Y qué podí­a hacer diferente la empresa? Quizás nada. Para bien o para mal, Steve Jobs era un personaje realmente complejo, con una personalidad muy fuerte y una innata capacidad de atraer a las masas cada vez que se poní­a en frente del público. En su vuelta a la compañí­a después de que le despidieran, se supo crear una imagen muy poderosa, convirtiéndose en la figura central (y casi exclusiva) sobre la que giraba el universo Apple.

Una de las pocas personalidades que podí­an haber llegado con el tiempo a alcanzar una presencia similar era Scott Forstall, considerado por muchos el sucesor natural de Jobs. Pero el fracaso de los mapas de Apple (y posiblemente sus desavenencias con Cook, aunque esta información no ha llegado a pasar de rumor), siendo él responsable del desarrollo del sistema operativo iOS, ha provocado que el ejecutivo abandone la compañí­a (ese abandono se hará efectivo al principio de 2013).  Sea como fuere, Cook tiene la difí­cil misión de sobrevivir a la alargada sombra del fundador de la empresa. ¿Será capaz?