Microsoft

No es la primera vez que  hablamos de las maniobras de las grandes empresas tecnológicas para conseguir ahorrar una parte importante de los impuestos que deberí­an pagar a través de los canales normales. Muchas veces las leyes permiten este tipo de maniobras para evitar pagos mayores, algo que mina la recaudación tributaria de los paí­ses en los que se produce la mayor parte de la actividad comercial de estas empresas. Gracias a estos movimientos, Microsoft consiguió ahorrar más de 3.000 millones de euros entre los meses de 2009 y 2011 en Estados Unidos.

En concreto, el gigante de software evitó el pago de unos 3.400 millones de euros en tres años, llevando el peso fiscal de unos 20.000 millones en ventas producidas en Estados Unidos fuera del paí­s norteamericano. Esta labor la ha llevado a cabo aprovechándose de la permisividad del sistema fiscal estadounidense y de las leyes más favorables de paí­ses como Irlanda, un verdadero paraí­so fiscal dentro de Europa. El problema está siendo debatido desde hace un tiempo por los polí­ticos estadounidenses, que podrí­an lanzar nuevos proyectos de ley que refuercen el sistema fiscal e impidan, al menos en parte, la pérdida económica que suponen estas maniobras.

La argumentación de Microsoft sobre estos movimientos es sencilla: la compañí­a no ha hecho nada ilegí­timo. De hecho, es una práctica común entre las grandes empresas tecnológicas como HP, Google o Apple, que ha sido una de las grandes precursoras de este tipo de prácticas que bordean los sistemas fiscales para conseguir el mejor rendimiento económico posible. Algunas compañí­as han tratado incluso de poner en la balanza su capacidad para crear empleo (como una forma de defenderse de las acusaciones de estar dañando la economí­a del paí­s en el que se produce la actividad), aunque el hecho de hacer algo bueno por el paí­s no parece un argumento muy sólido para disculpar unas maniobras consideradas por muchos sectores como negativas.

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Este problema no solo afecta a Estados Unidos. Por ejemplo, en España la filial de Apple presentó en su último ejercicio económico pérdidas (estamos hablando de la empresa del mundo con el mayor rendimiento económico en la relación ingresos-beneficios). De nuevo, se trata de una maniobra de la compañí­a de la manzana para facturar las ventas realizadas en España en Irlanda, y conseguir así­ escapar al tipo impositivo español. Lo más inquietante de este caso es que por las cuentas presentadas Hacienda devolvió dinero a la empresa, una conclusión del asunto totalmente legal pero que resulta bastante descorazonadora, y más teniendo en cuenta la situación económica en la que nos encontramos.

En unas palabras de uno de los senadores estadounidenses que están estudiando el caso y que han sido recogidas por el diario El Paí­s se plasma perfectamente esta idea y esa sensación que a muchos genera este tipo de maniobras en la actualidad. “En un momento en el que se deben adoptar difí­ciles decisiones presupuestarias, en el que las familias se enfrentan a incrementos de impuestos y recortes de gastos en programas públicos crí­ticos en el ámbito de la educación y la salud, estas estructuras son inaceptables” asentó Carl Levin. Pero la solución de este problema a escala global parece estar muy lejana.