No es nada nuevo que las grandes empresas del mundo de la tecnología se valgan de atajos legales para maximizar los beneficios que obtienen fuera de Estados Unidos. Una de las empresas precursoras de este tipo de maniobras ha sido Apple, la compañía de los iPhone y los iPad. Tras el lanzamiento de sus tiendas físicas en España, cabía pensar que las cuentas de la empresa traerían consigo una mayor cantidad de impuestos (según la facturación total de Apple en España, los impuestos que debería pagar en nuestro país ascenderían a 500 millones de euros). Pero nada más lejos de la realidad.
Según revela El País, Apple sigue valiéndose de las ventajas fiscales de Irlanda para mejorar sus beneficios. El país europeo permite que las filiales de compañías estadounidenses refacturen las ventas logradas en otros países del viejo continente, y después se eviten el pago del porcentaje del 12,5% sobre los beneficios a partir de una sociedad radicada en paraísos fiscales. Esta táctica recibe el nombre de «doble irlandés».
La compañía de la manzana opera en España a través de dos sociedades: Apple Marketing Iberia y Apple Retail Spain. La primera de ellas se encarga de las ventas de dispositivos a terceros, mientras que la segunda controla la gestión de las tiendas Apple Store que se han colocado en ciudades como Madrid o Barcelona (la primera de ellas se abrió en septiembre de 2010). Según los datos presentados por Apple, la facturación de Apple Retail Spain se ha multiplicado por catorce en el primer año fiscal en el que las tiendas físicas han hecho su aparición en nuestro país, desde los 5,5 millones tras el ejercicio fiscal de 2010 (terminado en septiembre de ese año) hasta los 76,3 millones de euros en el ejericio fiscal de 2011.
Pero eso no significa que Apple vaya a pagar más dinero a Hacienda, sino todo lo contrario. Según publica El País, la filial española compra sus productos a la sociedad irlandesa Apple Sales International a un precio muy alto (unos 60 millones de euros durante el citado año fiscal de 2011). Estos precios son la clave. Dejan tan solo un 19% de margen con el que se cubren los gastos que generan las tiendas físicas de Apple, cuyos beneficios declarados en España son muy bajos.
El resultado antes de impuestos fue, según el citado periódico, de 364.000 euros, lo que supone un porcentaje irrisorio de las ventas que se han producido durante este tiempo. Aunque en un primer momento las cuentas arrojan un balance de 2.000 euros a tributar a Hacienda, la sociedad había presentado pérdidas en los años anteriores y eso ha provocado que el resultado de la declaración de Apple Retail Spain sea a devolver.
Los movimientos de Apple en España son enteramente legales, y una muestra de las acciones que llevan muchas de las grandes multinacionales en nuestro país. El doble irlandés es una atajo legal tan atractivo a nivel de rentabilidad como polémico si entramos en un campo más ligado a la imagen de la empresa y a la pérdida de ingresos que provoca en los países en los que se lleva a cabo, a pesar de la defensa muchas veces esgrimida por Apple y otras compañías de ser un creador de empleo.