Hace diez días la expectación era máxima por la llegada de Facebook a la Bolsa, en la que se ha convertido en la mayor entrada de una empresa tecnológica en Bolsa de la historia. Diez días después, el entusiasmo inicial se ha convertido en un mar de dudas. Los resultados de la red social en el parqué de Wall Street, más que decepcionantes, se pueden catalogar de alarmantes. La caída del valor de Facebook es tan grande que la pregunta que empieza a flotar en el aire tiene un regusto a viejo conocido… ¿Estamos ante una nueva burbuja de una empresa tecnológica?
Vamos a los hechos. El 19 de mayo, Facebook salió a Bolsa, precedida de una gran expectación por parte de los inversores. Todo el mundo quería estar presente en esta empresa que cuenta con más de 900 millones de usuarios, y que enarbola la bandera del campo social de Internet. A última hora, la empresa decidió subir la valoración de sus acciones casi una quinta parte hasta los 38 dólares. Un precio que cifraba la compañía por encima de los 100.000 millones de dólares (se dice pronto). Este movimiento estuvo a punto de salir mal. Aunque la empresa generó el mayor número de transacciones de la historia del NASDAQ (el índice que engloba a las principales empresas tecnológicas del mundo), por momentos se temió que la empresa fuera a cerrar la sesión con las acciones por debajo de este precio.
Algunos de los bancos de inversión que estaban detrás de esta salida a Bolsa tuvieron que intervenir para conseguir que se consiguiera el valor deseado. El día terminó con las acciones de Facebook a 38,23 dólares, una sobrevaloración exigua por encima de los 38 dólares iniciales. Pero se salvaron los muebles. Y los principales accionistas de Facebook vieron como su fortuna se elevaba por las nubes (entre ellos el fundador Mark Zuckerberg o el cantante de U2 Bono).
Enseguida se habló de decepción. Además, durante el día se produjeron problemas tecnológicos que dificultaron las transacciones y que han llevado a varios inversores a demandar a la Bolsa. Todavía más preocupante fue el hecho de que se revelara que uno de los bancos de inversión detrás de la entrada de Facebook en Bolsa había anunciado a sus principales clientes que iba a bajar sus previsiones de beneficios e ingresos de Facebook. Claro que esta información no salió a la luz pública hasta después del 19 de mayo. Además justo antes de su salida, la red social envío un documento a la Bolsa en la que expresaba su incapacidad de hacer rentable el acceso móvil a Facebook. Teniendo en cuenta que más de 400 millones de usuarios acceden diariamente a la red a través del móvil… Resultaba un dato más que preocupante que los inversores no vieron o no quisieron ver.
Precisamente, la rentabilidad es uno de los puntos clave en esta historia. Los beneficios de Facebook no son ni de lejos acordes con la valoración que se consiguió en el primer día. No es habitual que una empresa que consigue poco menos de 1.000 millones de dólares de beneficios en un año se valore en más de 100.000 millones. Con el ambiente enrarecido, la situación de la compañía en Wall Street comenzó a empeorar. En tan solo dos días, sus acciones cayeron casi un 20%.
Diez días después, tras el cierre de la sesión de hoy, sus títulos han marcado un nuevo mínimo de 29,03 dólares. Una caída en un solo día de un 9% respecto al día anterior. Claro que, si echamos la vista atrás, en solo diez días Facebook ha perdido casi un 25% de su valor. No parece descabellado comenzar a pensar que estamos ante una nueva burbuja tecnológica que podría hacer temblar los pilares del ¿ficticio? rascacielos del segmento social. ¿Qué pensáis?