Por fin ocurrirá. Según una agencia asiática el presidente de Olympus tiene la intención de dimitir a finales de este mes. Puede ser el principio del fin de un escándalo que ha sacudido a la empresa japonesa desde que su ex CEO reveló en octubre que había encontrado indicios de grandes irregularidades en las cuentas de la compañía. Olympus había estado maquillando sus cuentas desde la década de los años 90 para tapar las pérdidas con costosas adquisiciones de empresas y otros procesos ilegales.
En octubre se produjo la dimisión de Michael Woodford, el primer CEO extranjero de la empresa. En aquel momento se adujeron diferencias culturales, pero en realidad el motivo estaba en que el británico se decidió a avisar a la cúpula directiva de que había encontrado irregularidades en las cuentas entre los años 2006 y 2008. Se trataba solo de la punta del iceberg, ya que la posterior investigación reveló que el comienzo de estas irregularidades se remontan a la década de los años 90 y que se habían encubierto más de 1.000 millones de euros en pérdidas.
El fraude involucra, según la investigación, a más de 10 altos cargos de la empresa, incluido el actual presidente. Los involucrados podrían verse obligados a pagar cerca de 920 millones de euros bajo la amenaza de ser demandados. Tras su dimisión forzada, Woodford intentó reunir los apoyos para volver a la empresa y dirigirla con una nueva cúpula directiva, pero hace poco anuncio que tiraba la toalla debido a la falta de apoyos entre los accionistas mayoritarios japoneses (solo había podido lograr el apoyo de los accionistas extranjeros).
El nuevo presidente de la empresa saldrá de la actual cúpula directiva (eso sí, de alguno de los directivos que no han sido relacionados con el fraude). Así pues, el futuro de la compañía se aventura incierto. Hace poco presentó sus resultados económicos en la Bolsa de su primer semestre fiscal (entre abril y septiembre), con unas pérdidas que rozan los 320 millones de euros, evitando su expulsión de la Bolsa japonesa después del ultimátum por haber retrasado el anuncio de sus resultados. No obstante, desde el parqué japonés se sigue muy de cerca la evolución de Olympus y en cualquier momento se podría decidir su expulsión.