Microsoft ha presentado novedades sobre su nuevo sistema operativo Windows 8 (podrí­amos tener la versión beta a principios del año que viene), que en este caso atañen a una de las aplicaciones más utilizadas de la interfaz de Windows. Se trata del Administrador de tareas, esa herramienta a la que es necesaria acudir cuando se producen fallos en el sistema como aplicaciones que fallan y no se cierran o procesos que ocupan demasiada memoria del sistema.

La intención de Microsoft es crear una aplicación con una interfaz más sencilla, que puedan utilizar sin grandes sobresaltos los usuarios que no tengan grandes conocimientos técnicos. Así­, uno de los principales cambios se producirá en los nombres de los procesos, que abandonan ese revestimiento de complejidad y se vuelven más explicativos. Lo mismo ocurre con las aplicaciones, en las que solo aparecerá el nombre de la misma.

El cierre de las aplicaciones se realiza ahora en un solo click, sin mensaje de confirmación. En el nuevo Administrador de tareas se ha habilitado dos visiones, una sencilla con la explicación del proceso (se acabó descifrar el significado de procesos como svchost.exe) y otra a la que se accede pinchando sobre más detalles y que revela datos como el uso de la CPU o la memoria. Los procesos que gasten más recursos aparecen coloreados para llamar la atención del usuario.

Sin duda, la decisión de Microsoft de renovar el Administrador de tareas es positivo, ya que supone un punto clave (y desgraciadamente obligado) a la hora de utilizar Windows. Windows 8 es un sistema que ha levantado la expectación del público desde el primer momento, y cuya presentación previa ha mostrado que se puede convertir en un éxito, capaz de satisfacer las necesidades de los ordenadores y también de los tablets.