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Los teléfonos móviles ya no son lo que eran. Mucho ha llovido desde que ese antiguo cacharro de dimensiones incómodas sólo fuera empleado para llamar al prójimo en situaciones de emergencia. Ahora los teléfonos son modernos, táctiles y coloridos, de manera que además de funcionar como rudimentarios teléfonos móviles, también nos sirven para escribir mensajes de correo electrónico, tomar fotografí­as en una calidad más que aceptable y hasta ver pelí­culas en alta definición. Pero hay otra cuestión prometedora en el mercado de la telefoní­a móvil: las aplicaciones.

El potencial de estos pequeños programas distribuidos a través de las App Stores no tiene parangón. Aunque el desarrollo y la producción de las aplicaciones está en su fase más iniciática, los expertos ya han pronosticado que la comercialización de estos programas supondrá en 2013, más de 11.000 millones de euros en ganancias.

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Las hay para gestionar y convertir documentos en formato PDF, para detectar olores en plan de broma, traducir textos a distintos idiomas, calcular la velocidad de nuestros pasos o incluso para organizarnos mediante post-it digitales. Los propietarios de teléfonos móviles parecen más predispuestos a comprar, por eso se han organizado tiendas online como la Ovi Store de Nokia o la famosa iTunes de Apple, repletas de aplicaciones dirigidas para sus propios terminales. La previsión dice que en cuatro años los ingresos de este negocio crecerán un 807%, generoso porcentaje a la que no renunciará ninguna firma de telefoní­a móvil.
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La finlandesa Nokia fue una de las más avispadas en este sentido. Ya hace unos meses que decidió crear su propia tienda de aplicaciones. En ella encontraremos contenidos filtrados según el modelo de Nokia que tengamos en nuestro bolsillo, rigurosamente ordenados según la temática de la aplicación. Así­ es como podemos descargar aplicaciones dedicadas al ocio (con juegos de coches, ajedrez o ingenio) o las aplicaciones destinadas al trabajo (gestionar archivos de texto, visualizar presentaciones o incluso programar el enví­o de SMS automáticos). Habrá que contar con la plena disposición de los clientes, cuyo enganche a las aplicaciones puede ser mayor si se siguen vendiendo como hasta ahora a precios populares.