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Con un delgado chasis de aluminio anodizado reforzado con magnesio, los elegantes acabados del nuevo HP ENVY 15-1050NR es una bocanada de aire fresco en el diseño de ordenadores portátiles. Con las dimensiones correspondientes al de su pantalla de 15,6 pulgadas, parte de un peso de 2,35 kilogramos. Fácilmente transportable, ya que está enfocado al usuario profesional que exige el máximo en prestaciones. Ya que además de su exterior, el nuevo portátil de HP no deja para nada indiferente con el conjunto de componentes que alberga en su interior.

Empezando por el procesador de cuádruple núcleo Intel Core i7-720QM a 1,6 GHz. A pesar de tratarse del más bajo de la gama Core i7, su rendimiento supera con creces a los habituales Core 2 Duo. Sobre todo con la activuación del modo Turbo, donde la frecuencia del procesador alcanza los 2,8 GHz para los ocho hilos de procesamiento con los que cuenta. Además de incorporar una memoria caché de nivel tres de 6 MB. Un alarde de potencia que sólo consume 45 vatios, lo cual es de agradecer a la hora de funcionar a pleno rendimiento con la baterí­a.

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Un aspecto éste que también ha sido cuidado por el fabricante, facilitando de serie una baterí­a de polí­meros de litio de seis celdas. La cual puede ser facilmente sustituible por una baterí­a secundaria, también de polí­meros de litio, pero en este caso cuenta con nueve celdas. Además el diseño de la misma se ha adecuado al bajo perfil del portátil, evitando así­ protuberancias en la carcasa. Por desgracia, HP no ha facilitado aun la duración estimada de ambas.

El HP ENVY 15-1050NR ha sido diseñado con la idea de ofrecer un ordenador portátil de alto rendimiento. A tal efecto, al procesador de última generación, se suman los 6 GB de memoria RAM DDR3 con los que cuenta. Permitiendo en cualquier caso la ampliación hasta un máximo de 16 GB. También son un lujo los 500 GB de capacidad de almacenamiento del disco duro SATA con una velocidad de giro de 7.200 revoluciones por minuto. También cuenta con una unidad grabadora de DVD multiformato para los tradicionales soportes ópticos.

Ni que decir tiene la tarjeta gráfica ATI Mobility Radeon HD 4830 con tecnologí­a de memoria dinámica. Dotada con 1 GB de memoria dedicada DDR3 VRAM, puede contar con un total de 3.385 MB reservando parte de la memoria principal del sistema en función de la carga de trabajo exigida a la GPU. La señal de ví­deo es enviada a una pantalla de 15,6 pulgadas Brightview Full High Definition con una resolución máxima de 1920x 1080 pí­xeles. A través de la cual se pueden reproducir contenidos en Alta Definición sin perder detalle.

En este apartado y como medida de ahorro, la pantalla cuenta con un sensor de luz ambiental situado en la parte superior. De tal modo que el propio ordenador es capaz de regular la intensidad de la pantalla, dependiendo de las condiciones ambientales. Como no podí­a ser de otra forma al lado del sensor se sitúa una pequeña webcam que, además del micrófono, cuenta con un LED para poder mantener videoconferencias en condiciones lumí­nicas extremas.

En el apartado de conectividad, el HP ENVY 15-1050NR sigue la pauta marcada en este campo para los ordenadores portátiles. Además de la habitual interfaz Ethernet Gigabit, incorpora los componentes necesarios para el uso y disfrute de la conexión Wi-Fi 802.11 a/b/g/n y Bluetooth 2.1+EDR. Sin embargo, no deja de resultar llamativo el hecho de que HP no haya pensado en la posibilidad de dotar al equipo con la posibilidad de hacer uso de las redes de banda ancha móvil. Al igual que el hecho de que el sistema operativo preinstalado sea Windows 7 Home Premium. Eso sí­, en su versión de 64 bits, lo cual mejora la estabilidad del conjunto del equipo.

Finalmente, distribuidos en uno de los laterales el ordenador presenta tres puertos USB 2.0, uno de ellos compartido con una conexión e-SATA, además de un puerto HDMI y las habituales conexiones de sonido.

HP parece haber tirado la casa por la ventana con la comercialización de este dispositivo, el cual por el momento se limita al territorio de los Estados Unidos. A falta de saber cuando arribará a nuestras costas, sólo queda pensar en los 2.000 dólares (1.397 euros) que más de uno habrí­a pagado gustosamente por él de haber sido agraciado con el pasado sorteo de loterí­a.

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