Ya os hemos hablado varias veces de las maniobras que realizan las grandes compañías tecnológicas para evitar pagar una gran cantidad de impuestos en Europa. Se tratan de movimientos muy extendidos entre las multinacionales que obedecen por completo al ámbito legal de los países en donde se producen, pero que provocan que los gobiernos europeos (entre ellos el español) dejen de cobrar cientos de millones de euros al año en concepto de impuestos si las compañías no realizaran estos movimientos. Con la llegada de la crisis, parece que los distintos gobiernos se han hecho más conscientes de la necesidad de acabar con este tipo de prácticas, aunque no parece que la solución vaya a llegar pronto.
La agencia Reuters lleva un tiempo analizando estos movimientos a través de las compañías más importantes del panorama tecnológico, como Facebook, Google y ahora Amazon. La mayor tienda online del mundo (aunque el conglomerado de comercio electrónico chino Alibaba le supera en facturación) consigue reducir en cientos de millones de euros sus impuestos cada año. Esta compañia comenzó su andadura en Europa en 1999. En los primeros años, sus filiales en Reino Unido y Francia trabajaban de manera independiente, y sus ingresos se llevaban a Estados Unidos ya que su facturación en el país norteamericano arrojaba pérdidas considerables.
No obstante, a partir de 2003 la compañía comenzó a obtener beneficios en los Estados Unidos y la situación dio un vuelco. Para evitar tener que pagar los impuestos relativos a cada país europeo en el que hacía negocios, la compañía decidió centralizar sus negocios en Europa a través de Luxemburgo, un pequeño país con una legislación más permisiva que la de sus países vecinos y que además es miembro de la Unión Europea. De manera normal, Luxemburgo cuenta con unos impuestos del 29% contra los beneficios, pero en circunstancias específicas puede recortar los impuestos sobre beneficios que una compañía logre a través de propiedad intelectual en hasta el 80%. Es decir, hasta una tasa por debajo del 6%.
Para llegar a estos beneficios, Amazon decidió reforzar su presencia en Luxemburgo con la contratación de un mayor número de empleados e incluso con la llegada de varios ejecutivos de Estados Unidos, y centralizó todas sus operaciones en Europa a través del pequeño país centroeuropeo con la creación de la sociedad Amazon Services Europe SARL. Poco después, creó una nueva entidad llamada Amazon Europe Holding Technologies, que era la que se encargaría de gestionar todos los derechos intelectuales a través de las diferentes filiales de la compañía en Europa. Esta entidad se consitituyó en un tipo de sociedad que está exenta de pagar impuestos.
Finalmente, se creo una subsidiaria de esta entidad llamada Amazon EU SARL que es la que se encargaría desde entonces de realizar la venta de todos los productos de Amazon, y que sí estaba sujeta al pago de impuestos. Para evitar las altas tasas de impuestos, esta filial paga desde entonces una tasa a Amazon Europe Holding Technologies por utilizar la propiedad intelectual de la empresa. A su vez, esta organización tiene que pagar a la compañía en Estados Unidos una tasa para conseguir dicha propiedad intelectual, que está registrada en el país norteamericano. La diferencia entre la tasa que se paga en Luxemburgo (más de 500 millones de euros) y la tasa pagada a Estados Unidos (más de 200 millones) arroja varios cientos de millones que se quedan en el país europeo.
De este modo, Amazon ha conseguido pagar en Europa unos impuestos por debajo del 6% durante los últimos años, menos de una cuarta parte de lo que hubiera debido pagar de manera normal. Como decíamos al principio, los gobiernos han comenzado a moverse para intentar reformar sus leyes financieras y atajar este problema, que provoca que los gobiernos dejen de ingresar cantidad millonarias cada año.