La banda ancha es una realidad cada vez más extendida en el panorama español. Aunque nuestros niveles todavía son inferiores a los de muchos países de la Unión Europea (y nuestros precios bastante más caros), el crecimiento de la banda ancha se mantiene constante a pesar de los efectos de la crisis. El principal motor del crecimiento de la banda ancha es la banda ancha móvil, por la cantidad cada vez mayor de smartphones que cuentan con esta tecnología en el mercado. Aún así, también creció la banda ancha fija, eso sí, de manera más moderada.
Dentro de la banda ancha fija, el servicio que más creció es el de la fibra óptica, que en 2011 experimentó una subida del 210%. Esta tecnología permite alcanzar velocidades de conexión muy altas (y en general supone una calidad de conexión mayor), pero todavía está muy poco extendida en el mercado español, ya que a pesar de su crecida solo cuenta con una cuota de mercado del 1%. El ADSL ha crecido de manera mucho más humilde, un 6,1%, y también lo ha hecho la tecnología de módem y cable, con un 5,1%. En total, se produjo un crecimiento de la banda ancha fija del 6,3%, inferior a la media de un 8% de otros años.
Si nos fijamos en la cuota de mercado, el ADSL domina casi por completo el panorama con cuatro de cada cinco líneas de banda ancha fija, mientras que el módem cuenta con un 18%. El número de líneas de banda ancha fija en España es de 10,86 millones. Esto se traduce en una penetración de la banda ancha fija del 22,9% de la población española. Por encima se encuentra la banda ancha móvil, que ya tiene 13,9 millones de líneas y ha crecido durante 2011 un 28,5%, aumentando la diferencia que le separa de las líneas de banda ancha fija.
La banda ancha móvil cuenta con una penetración del 29%. Y es que la presencia de los smartphones entre los usuarios españoles es cada vez mayor (precisamente este es uno de los pocos campos de la tecnología, el de los teléfonos móviles, en los que estamos a la par con otros países punteros de Europa). De las casi catorce millones de líneas de banda ancha móvil, diez millones y medio pertenecen a los smartphones, mientras que las tres millones y medio restantes pertenecen a las llaves 3G.