La cantidad de datos que se almacenan aumentan año a año a un ritmo considerable, y eso ha provocado que de un tiempo a esta parte se estén  manejando cifras mareantes, que empiezan a escapar de la comprensión común. Si hace unos pocos años se hablaba de megabytes y gigabytes (no quedan tan lejos los primeros Pentium con 100 megas de memoria), cada vez se oyen más conceptos como terabytes y petabytes. Aunque el primero forma parte ya del vocabulario común de los usuarios de ordenadores ya que se han popularizado los discos duros que alcanzan esta extensión (un terabyte = 1024 gigas), el segundo concepto merece una explicación más profunda.

Un petabyte es, hablando en plata, un millón de gigabytes (en realidad 1.048.576 GB). Para que nos hagamos una idea más sencilla, supone la cantidad de datos que caben en 1.000 unidades de disco duro de 1 TB. El uso de esta unidad es un reflejo de la expansión del mundo de los ordenadores en la última década. Algunas de las estadí­sticas más recientes hablan de un crecimiento del 342% entre el año 2000 y el año 2008 en cuanto a uso global de los ordenadores. Y entre 2005 y 2009, los usuarios de Internet casi se doblaron y hoy ya rozan los dos mil millones.

Un petabyte equivale a más de 13 años de televisión en alta calidad. Para hacerse una idea mejor de por qué resulta útil el uso del concepto del petabyte, solo en datos procesados durante un dí­a por Google se llega a la enorme cantidad de 20 petabytes de información. En tres dí­as la compañí­a del buscador procesa más información que todas las obras literarias de la humanidad que se conservan… en todas las lenguas del mundo.

Otro ejemplo sacado de las redes sociales muestra que las más de 10.000 millones de fotos que se han colgado en Facebook ocupan cerca de 1,5 petabytes, es decir, que necesitarí­amos 1.500 discos duros de 1 TB para poder almacenar todas las instantáneas que colman la red. En definitiva, un concepto cada vez más útil en los tiempos que corren, pero que no siempre resulta fácil de asimilar.