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Toshiba Portégé R600-11B es un ordenador portátil de 12,1 pulgadas pensado para aquellos usuarios que no pueden ni deben separarse de él durante la dura jornada laboral. Tanto es así­, que la autonomí­a del ordenador casi alcanza las ocho horas y media. Con el añadido de que el usuario puede acceder a la red desde cualquier lugar, dado el amplio abanico de conexiones que incorpora.

A su portabilidad colabora su peso de tan sólo 1,114 kilogramos, con un grosor máximo que no sobrepasa los 2,5 centí­metros y unos acabados bastante sobrios que, a su vez, le dotan de cierta elegancia. La elevada autonomí­a de la que disfruta el nuevo modelo de Toshiba, se debe en gran medida a la incorporación de un procesador de bajo consumo Intel Core2 Duo SU9400 con tecnologí­a vPro. Con una frecuencia de reloj de 1,4 GHz se apoya en los 3 GB de memoria RAM DDR2 a 800 MHz para la ejecución del sistema operativo Windows Vista Business preinstalado.

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Como es habitual, el fabricante nipón acompaña el equipo con el correspondiente disco de recuperación a Windows XP Professional, pudiendo realizar un downgrade en caso necesario. Aunque la opción más recomendable hoy por hoy, es adherirse al programa de actualización gratuita al nuevo Windows 7 Professional.

El Toshiba Portégé R600-11B cuenta con una capacidad de almacenamiento de 320 GB en un disco duro SATA convencional con una velocidad de giro de 7.200 revoluciones por minuto. Al cual le acompaña una unidad óptica grabadora de DVD multiformato, completando las opciones de almacenamiento masivo de información.

Sin embargo, como suele ser costumbre en este tipo de dispositivos, no está orientado hacia un uso intensivo de aplicaciones que requieran una elevada potencia gráfica. Todo ello debido a la habitual e insuficiente Intel GMA 4500 que, si bien facilita un menor consumo energética al conjunto, deja desprovisto al equipo de argumentos necesarios que justifiquen su elevado precio. La denostada tarjeta gráfica es la encargada de dar luz a la pantalla WXGA transflectiva con tecnologí­a LED de 12,1 pulgadas y una resolución máxima de 1280×800 pí­xeles.

Donde no se queda corto, es en el aspecto de las comunicaciones. Además de la interfaz Ethernet Gigabit para las conexiones por cable, el usuario podrá hacer uso del Wi-Fi 802.11a/g/Draft-N donde existan redes inalámbricas a tal efecto. De no ser así­, el equipo incorpora un módem 3G con soporte para redes de banda ancha móvil HSDPA y HSUPA, con tasas de tranferencia de hasta 7,2 MB/s y 2 MB/s respectivamente. Tampoco podí­a faltar el Bluetooth 2.1+EDR para completar el elenco.

Un puerto de salida de ví­deo VGA, la ranura de expansión Express Card, un lector de tarjetas de memoria y tres puertos USB 2.0 completan el conjunto de conexiones que se distribuyen en los laterales del chasis del portátil. Con la particularidad de que uno de los puertos USB 2.0 se trata de una hibridación compatible con conexiones e-SATA para dispositivos de almacenamiento masivo externos. Por otro lado, cuenta con la función Sleep-and-Charge que permite la carga de dispositivos móviles a través del mismo puerto USB, incluso cuando el ordenador está apagado.

A pesar de todo, los 1.860 euros a pagar por un Toshiba Portégé R600-11B se nos antoja un tanto excesivo, a tenor otros modelos con los convive en el panorama profesional actual.

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