Uno de los inconvenientes de los teléfonos de hoy en dí­a, sobre todo de aquellos de diseños más finos y pantallas más modernas, es que su grado de resistencia a los golpes, al agua y a otros elementos de la naturaleza con los que se suelen topar con cierta asiduidad, es bastante pobre. Por lo que suele resultar muy común que el usuario termine con la pantalla resquebrajada a los pocos meses de comprar un teléfono. Para evitar esto, Samsung ha presentado el Samsung S5690 Galaxy Xcover, un smartphone de especificaciones medias y una pantalla muy resistente.

Empecemos por la pantalla, que es el punto que separa a este terminal del resto de la gama Galaxy. Cuenta con la tecnologí­a Gorilla Glass y está reforzada para aguantar inmersiones en el agua de hasta un metro durante treinta minutos (esperamos que a nadie se le ocurra meter su móvil tanto tiempo en el agua). Tiene un tamaño de 3,65″ y una resolución de 320 x 480 pixels, y contra lo que suele ocurrir en estos casos, es de naturaleza capacitiva, lo que permite una mejor respuesta táctil.

Las dimensiones del Samsung S5690 Galaxy Xcover son de 122 x 66 x 12 mm y su peso de solo 116 gramos, así­ que no notaremos demasiada diferencia frente a otros terminales más delgados y estilizados. Uno de los puntos flojos de este terminal está en que solo dispone de 150 MB de memoria interna, por lo que la compra de una tarjeta MicroSD resultará una necesidad. Cuenta con una potencia humilde de 800 MHz y 516 MB de RAM, y luce el sistema operativo Android 2.3 Gingerbread.

Como suele ocurrir en estos casos, los primeros puntos que se tocan a la hora de diferenciar un terminal de gama media de uno de gama alta es la cámara. Solo contará con una cámara trasera de 3,2 megapixels y con grabación de ví­deo en VGA. Tampoco destaca la velocidad de sus conexiones, ya que alcanza un máximo de 7,2 Mbps. Con todo, se trata de un terminal muy atractivo para desempeños en los que el móvil pueda correr peligro de caerse y que cuenta con un conjunto de especificaciones bastante decente.