La educación es uno de los campos en los que la tecnología tiene una implantación más lenta (no tengo más que mirar las aulas de informática de mi antigua universidad) pero a la vez presenta un segmento de mercado más que apetecible. Sobre todo para aquellos dispositivos que, por su tamaño y facilidad de uso, puedan resultar útiles para los estudiantes y sus necesidades de movilidad. Por poner un ejemplo, Acer ha comenzado un proyecto para probar las ventajas de la implantación de los netbooks en el entorno escolar.
Y algo así ocurre con el iPad y su inclusión en la enseñanza universitaria. Se ha fletado un proyecto de la universidad UDIMA (Universidad a Distancia de Madrid) junto a la colaboración de la fundación Vodafone para estudiar la utilidad del iPad en la enseñanza a distancia. Para este fin, se han elegido a cincuenta estudiantes y se les ha entregado uno de estos dispositivos según diversos criterios, sobre todo su nivel de adaptación a las nuevas tecnologías (para crear una muestra representativa).
Durante el primer semestre, se estudiará el modo en el que los estudiantes acceden a la información, su grado de satisfacción, la facilidad con la que se adaptan a la tecnología e incluso la posibilidad de dejar de usar el papel. Además, se utilizarán los datos reunidos para crear nuevas aplicaciones que ayuden a mejorar la enseñanza por este medio. El objetivo, por supuesto, es estudiar la viabilidad de instaurar el iPad en la UDIMA.
La Fundación Vodafone ha querido unirse a este estudio, aportando la posibilidad de que estudiantes con discapacidad (o diversidad funcional) puedan acceder a esta oportunidad. En total, se han entregado cinco becas, una cantidad algo corta. Sin embargo, siempre son de agradecer este tipo de iniciativas en un mundo, el de las personas con discapacidad, en el que de base siempre se debe remar contracorriente para demasiadas cosas.
